15 de mayo de 2015

¿Y mi adiós?

Sentado en la mesa de aquel bar dónde desayunábamos cada día, recordé cómo se enfriaba mi café esperando tu llegada, esperando esos rizos dorados que tanto me enamoraban, esos ojos azulinos que desataban mi imaginación. Pero un día, así, sin más, me abandonaste, me dejaste sentado en una mesa con un café ya templado, observando a una pareja joven saboreando sus labios sin pudor alguno. ¿Dónde están mis besos? ¿Dónde te has llevado mis caricias? ¿Por qué robaste mi corazón sin consideración alguna? 
Todas las mañanas vengo al bar, me pido mi café y me siento a esperar que algún día entren por la puerta tus rizos, el sonido de tus tacones, tus ojos azulinos y la parte de mi corazón que te llevaste.


Jesús González

No hay comentarios:

Publicar un comentario