7 de mayo de 2015

Una canción cualquiera

 No he venido a recordarte tu belleza, tampoco he venido a dedicarte un rock and roll, sólo quería hacerte saber que no soy uno más aunque lo creas. Imagino mi cabeza mareada, como si estuviera sentando en la proa de un velero que con una dulce brisa acaricia el mar cristalino que se refleja en tus ojos claros.

A menudo, me da por pensar cosas absurdas, pero que a mí me dan mucho que fantasear. Una y otra vez, se me pasa por la cabeza preguntas que sólo podría contestar si las vivo en primera línea de sábana, tumbado en tu cama. Es como si se tratara de una gota de sudor que recorre mi frente nerviosa. De nuevo, unas simples interrogaciones me golpean el pensamiento... ¿Cuál será su lado de la cama?, ¿Qué  humor tendrá en sus mañanas?, ¿Sabrá cual es esta canción?... y dime tú, si sabes contestarme.. ¿Qué es esto?... si es así, atrévete a decir que no es amor.

Es como una ráfaga de viento que golpea una ventana cerrándola con genio, unas velas que adornan la bañera, unos chiquillos que juegan a llamar a un timbre y salir corriendo, una droga cortada que endurece tu recuerdo y ahí me quedo. Podrías ser tantas cosas que mi mente se satura. En todo este desierto de preguntas y comparaciones, ando perdido, se me seca la boca y como un buscador de tesoros, busco agua.

Ya es media noche, el reloj suena, y el carruaje me espera, ya me voy. Espero que esta historia te haya hecho soñar, después de esto te he contado todo, y  ya puedo salir de este bar. No te preocupes, tú, puedes quedarte aquí... que a la última te invito yo. Es raro, pero te conozco de siempre y llegaste hace un rato, creo que con la primera cerveza. Me voy ya pero... puedes quedarte con la playa y los abrazos, yo me quedo con el mar. Si te quieres venir, hay un hueco para ti. Antes de irme, sólo una cosa... recuerda que has venido como yo, desnudo y sólo. Mi alma gemela disfrazada de ti.

Rafael Rodríguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario