17 de abril de 2016

0

Cuando se acaba una etapa en tu vida y comienzas otra, siempre se empieza con miedo. 
Se camina pasito a pasito, con cuidado, como la persona que ve por primera vez el sol, deslumbrándose hasta que sus ojos se acostumbran a esos rayos de luz 
que envuelven nuestro mundo. 

A veces, 
cuesta salir desde el principio una vez más
pero hay que hacerlo, hay que intentar dejar atrás los miedos 
y luchar por nuevos objetivos, 
por ser felices.

Debemos sentir como abriendo esa nueva puerta hacia un nuevo objetivo, 
hace que te despojes de la piel de un yo que se queda atrás. 
Somos personas nuevas que empiezan de cero

Hay que reconocer que no es fácil. 
Estamos expuestos a un dolor y sufrimiento constante 
que nos hacen temer y ser inseguros, no poder ir con todas las armas.
Cada herida, te recuerda qué debes hacer y qué no, pero, en ocasiones, 
es mejor sacar valentía y volver a hacer cosas que antes salieron mal. 

Hay que salir de nuestro cuerpo y correr hacia la meta. 

9 de abril de 2016

¿Luchamos?

Suelto un suspiro y miro el blanco techo. Cuantas historias habrá presenciado, cuantos secretos guardará entre sus infinitas capas de pintura, cuantas lágrimas habrá visto. 

Trago saliva y cierro mis ojos al oír que te mueves en el otro lado de la cama. Escucho como apartas las sábanas de tu cuerpo desnudo y te metes en el baño.

Ladeo mi cabeza hacia la ventana, dejando a los rayos del sol, que se cuelan por los huecos de la persiana, me bañen el rostro. No sé que nos ha pasado, pero hace tanto que no es lo mismo. ¿El amor verdadero también puede apagarse? Pensaba que no. Sin embargo, ya no tengo esperanzas en nosotros. Realmente, dudo que haya un nosotros. Te siento tan distante y te tengo junto a mí. Estábamos tan enamorados, tan embriagados el uno del otro... Y ahora nada. Lo nuestro se ha convertido en una historia más de amor, una historia que tiene un fin con el tiempo y que no es feliz. ¿O si?

Miro de soslayo a la puerta del baño al sentir tu presencia y cruzamos la mirada. Esa intensa mirada sigue siendo la misma que me enamoró el primer día. Quizás sea lo único que quede de nosotros. Quizás. 

No sé si el error ha sido mío o tuyo, pero necesito volver a ser lo que éramos antes. No puedo abandonar esta batalla sin más. Necesito luchar por nuestro amor. 

Parece que me lees la mente. Sueltas un suspiro y das varios pasos hasta sentarte en la cama con las piernas cruzadas y la mirada fija en mis ojos. Me incorporo para estar más o menos a la misma altura y frunzo los labios.

—¿Qué nos ha pasado? —Susurras, acariciando tus rodillas.
—No lo sé. —Contesto—. Siento que nos hemos desgastado.
—Yo no quiero ser una mancha difuminada en tu corazón. No sé quién de los dos ha fallado, pero no quiero abandonar...
—No lo haremos. Vamos a luchar juntos.
Juntos.

Cierro mis ojos al notar tus labios sobre los míos. Sonrío suavemente al sentir esa electricidad que nos había abandonado. El amor perfecto no es aquel sin altibajos, sino el que sale de todos ellos victorioso. 

Es hora de luchar por la victoria.  




Jesús González