Cuando se acaba una etapa en tu vida y comienzas otra, siempre se empieza con miedo.
Se camina pasito a pasito, con cuidado, como la persona que ve por primera vez el sol, deslumbrándose hasta que sus ojos se acostumbran a esos rayos de luz
que envuelven nuestro mundo.
A veces,
cuesta salir desde el principio una vez más,
pero hay que hacerlo, hay que intentar dejar atrás los miedos
y luchar por nuevos objetivos,
por ser felices.
Debemos sentir como abriendo esa nueva puerta hacia un nuevo objetivo,
hace que te despojes de la piel de un yo que se queda atrás.
Somos personas nuevas que empiezan de cero.
Hay que reconocer que no es fácil.
Estamos expuestos a un dolor y sufrimiento constante
que nos hacen temer y ser inseguros, no poder ir con todas las armas.
Cada herida, te recuerda qué debes hacer y qué no, pero, en ocasiones,
es mejor sacar valentía y volver a hacer cosas que antes salieron mal.
Hay que salir de nuestro cuerpo y correr hacia la meta.