7 de mayo de 2015

Un tesoro



Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro.


A menudo, vivimos la vida como si fuera una montaña rusa, ¡sí!, ya sabes... como si fueras un niño que ansía por entrar el primero en una atracción de feria, una carcajada, como si cada bocanada de aire fuera la última en recorrer tus pulmones y lentamente expulsar el aire por la boca en un suspiro, solamente así sabrás que verdaderamente estás haciendo todo lo posible por amortizar la entrada a este parque de atracciones que es tu día a día.

Es cierto, que inevitablemente vivimos ligados a otras personas que adornan con esas flores que tanto gustan nuestro pequeño balcón. Si la vida es un parque de atracciones llévate de la mano a esa persona que hace que los momentos amargos sepan como una cucharada de azúcar, y pide una entrada para dos. Qué raro y maravilloso es ese fugaz instante en el que nos damos cuenta de que hemos descubierto un amigo, ¿Verdad?.

Es asombroso lo que la amistad puede hacer. Puedes enfadarte con él, chillarle, callarle, puedes hacer hasta que imagine que está en medio de una guerra y unas simples pipas con sal sean las mejores armas de batalla... Puedes enfadarte de mil formas pero toda lucha acaba sumergiendote en un mar de carcajadas, como si el único recurso para no hundirse es reir. La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días, no te marches a la cama sin que esa persona sepa que te tiene más que nunca .

                                             Rafael Rodríguez

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