2 de febrero de 2016

Holocausto

Te miro a los ojos, pero ya no lo hago como antes, ya no te miro con amor, con ilusión, con esperanza... Ahora solo puedo mirarte con ira y rabia

Hemos vivido una guerra donde los enfrentados éramos tú y yo, donde los estragos nos han destrozado a ambos, donde no ha habido ganador. Solo miseria, ira, sangre, sentimientos rotos y mucho dolor. Hemos sido cobardes para enfrentarnos a la verdad; sin embargo, muy valientes para comenzar un holocausto, un verdadero caos. 

¿Cómo voy a mirarte con amor? Me repugnas. Eres una figura que me da asco. Nuestros besos ahora mismo serían de veneno. 

Solo quiero tu dolor y tú quieres el mío.

¿Cómo dos personas que se han amado tanto, pueden llegar a este punto? COBARDÍA. Cobardes de luchar juntos, de intentar que los problemas no nos hundiesen, de amarnos sin duda alguna. 

No hay cobardes en nombre del amor. (M.N.)

Antes me alimentaba de nuestro amor, ahora me alimento del odio que provocas en mí. Solo quiero bañar mis manos en tu sangre. Solo hay quimeras a nuestro alrededor. 

Me levanto de la cama y fuerzo una amplia sonrisa. Te beso, deseando que mi saliva se convierta en el más potente de los venenos. Pero no ocurre. Tú también me besas y sonríes de forma hipócrita. 



Y entonces, me acaricias la mejilla, sé que deseas que tu mano me queme, pero no tienes tanto poder. Cierro los ojos y dejo que nuestras pieles se rocen.

—Te quiero. —Susurras sin que esa sonrisa diabólica desaparezca de tu rostro.
HIPÓCRITA. 
—Y yo a ti.  


Jesús González

No hay comentarios:

Publicar un comentario